La Princesa Leonor es inteligente, impulsiva y muy emocional

Equilibrio, humanidad, detalle, prudencia y responsabilidad son las características que mejor la definen

En un mundo donde las palabras, la vestimenta y la postura protocolaria ocupa el centro de atención de la mayor parte de galas, recepciones y ceremonias, hemos analizado para La Razón a la Princesa Leonor, su personalidad e incluso sus potencialidades, desde de la comunicación no verbal científica.

El director de No Verbal, Javier Torregrosa, que forma e investiga en la Fundación Empresa universidad de Alicante todas estas cuestiones, ha determinado para este análisis, un conjunto de disciplinas que analizan tanto sus gestos como su personalidad, todas ellas enmarcadas dentro de la llamada “Comunicación no verbal Científica”.

Las primeras, nos ayudan a reconocer el pensamiento subyacente de Leonor, es decir, cómo se siente y en qué está pensando, y las otras, nos relacionan las dimensiones y orientación espacial de los elementos de su rostro con su cerebro. Esto es posible gracias a que contamos con doce pares de nervios craneales que parten de la totalidad del encéfalo y conectan al rostro sin pasar por la medula ósea, como ocurre con el resto de los nervios.

¿Cómo es Leonor?

¿Cómo era Leonor cuando tenía doce años? Por aquel entonces, su rostro, muy armónico entre sus zonas, ya nos indicaba inteligencia, equilibrio y armonía, ya que su rostro y receptores sensoriales guardaban una relación muy apropiada según nos indica las bases de “Neurociencia Facial” .

Así, podemos afirmar que sus capacidades tanto cognitivas como emocionales ya eran altas. Además, se han ido manteniendo hasta la actualidad, salvo por la potenciación de ciertos elementos que claramente son verificables y observables; uno de ellos ha sido un mayor crecimiento de su cerebro emocional, llamado también sistema límbico, el cual corresponde con la zona media de su rostro, el cual se puede ver más ancho en la actualidad. La pregunta que nos podríamos hacer es si este crecimiento emocional ha sido propiciado por un trabajo propio, externo o por ambos.

De una manera u otra, Leonor imprime cualidades emocionales para la buena toma de decisiones. Sus ojos, no muy grandes y resguardados indican gusto por el detalle y mirada interior introspectiva, todo ello nos indica que aunque posee buenas riendas cognitivas, la emocionalidad está muy patente en el proceso de la información.

Equilibrio, humanidad, detalle, prudencia y responsabilidad son las características que definen a la Princesa Leonor.  El equilibrio de sus rasgos es un claro indicativo de equilibrio cerebral, la humanidad nos lo señala la zona media de su rostro, más ancha y expandida que el resto del rostro, el detalle, como decíamos, lo vemos a través del tamaño y resguardo de sus ojos y la responsabilidad y prudencia, además de por sus ojos, sobre todo por su frente recta con ausencia de inclinación. Si bien se debe indicar que su zona emocional, la más expansiva, también es algo corta y con escotadura nasal, los estudios que se han realizado pueden indicar cierta impulsividad en cuanto a los pensamientos y procesos emocionales.

Leonor en el besamanos el día de la Hispanidad

Lo pudimos ver el Día de la Hispanidad, durante el besamanos, Leonor, miró asertivamente (emocional) y esgrimió una gran “sonrisa verdadera” hacia su/s compañero/s de promoción, actos espontáneos, que de alguna manera escapan del protocolo establecido y reflejan fielmente el estilo Borbón, en el que la emocionalidad y la simpatía “del medio metro” en las relaciones humanas, son más importantes que el propio protocolo establecido.  Esta característica social suele ser innata y aunque se puede llegar a mejorar con entreno, es parte del temperamento, la cual se tiene o no se tiene.

Este mismo comportamiento, emocionalmente espontaneo, se ha podido observar en otras ocasiones, por ejemplo, buscando la complicidad y protección de su hermana. En sus vacaciones en Mallorca, la podemos ver entrelazando su mano y su brazo justo por debajo de su hermana, con su cabeza en Sagital Inferior y manos en supinación, todo ello buscando apoyo emocional en su familia ante el nerviosismo que le producen las cámaras.

Su gran emocionalidad, una gran virtud humana, cualidades que algunos echamos de menos en el mundo actual.

Javier Torregrosa es director del Máster de Comunicación no verbal Científica de la Fundación Empresa universidad de Alicante

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